sábado, 25 de junio de 2011

Un deseo por el autismo

Hoy fuimos a una actividad que el Colegio Siempre Amanecer organizó en el distrito de San Borja, en el Parque de la Felicidad. Luego de haber asistido a la feria vocacional que en la mañana se había desarrollado en nuestro colegio, un grupo de alumnos que vamos a este colegio, junto a otros que quisieron ser parte de esta actividad, fuimos hacia este parque.

La actividad consistía en hacer un lanzado de globos de helio con un mensaje para los niños con autismo. Llegamos y había ya mucha gente, juegos inflables, una actividad central con show infantil. Buscamos a Amelia para preguntar en qué podíamos ayudar. Nos dijo que vendieramos lápices a 2 soles cada uno. En un primer momento pensé que sería algo fácil. No fue así. Terminámos dividiendonos en parejas para vender un total de diez lápices por pareja. Terminé vendiendo con Piero. Nos fue difícil vender porque era interceptar a cualquier persona y hacer promoción al colegio con los lápices. Además teníamos que pedir los datos a las personas que compraban para que se una a la red de Siempre Amanecer. Con esto me he dado cuenta lo difícil que es vender en la calle, te sometes a todo tipo de tratos: a los que con una mirada te ignoran o simplemente no te ven, o bien a los que con un "No, gracias" pueden hacerte entender que no quieren comprar sin hacerte sentir mal.

Logramos vender en total 15 lápices. La venta aumentó cuando estaban a punto de lanzar los globos, pues comenzamos a promocionar los lápices para que los usen en el papelito en donde pondrían su deseo. El momento fue muy emotivo, puesto que se llegaron a lanzar muchos globos y en el cielo se vio muy lindo. 

De ahí solo nos quedó darle el dinero a Amelia, y luego pasamos a pasear por el parque mientras ya todo acababa. Fue una experiencia diferente, más por el hecho de vender algo, ya que ninguno de nosotros lo había hecho antes. Puedo considerar que fue un reto para mí, pues tuve que romper con mi esquema. Vender por mi cuenta unos 6 lápices fue para mí un éxito, más aún si el precio era considerado excesivo para algunas personas. En fin, la pasé bien y pudimos ayudar como pudimos.

Aquí algunas fotos de lo que fue el día:







miércoles, 22 de junio de 2011

¡Qué ningún niño llore por favor!

Para hoy aplazamos una actividad que habíamos planificado para el miércoles pasado, pues no nos alcanzó el tiempo. Era como una "búsqueda del tesoro". Más adelante detallaré sobre esto. Nuestro objetivo de hoy era que todos los niños se mantuviesen tranquilos y que no tengan que retirarlos del salón, al menos no a todos.

La primera actividad era llenar una botella con menestras, actividad recomendada por la psicóloga Amelia desde inicios de año. En la semana consulté a un compañero, cuyo papá trabaja con botellas, si podría conseguirlas para CAS. Felizmente pudo y así llevamos unas 20 botellas, por si venían más niños. Encontré a Juanpi y nos pusimos a trabajar en la mesa. La primera menestra que pusimos ese día era lentejitas. Fue un poco difícil porque solo llegué a conseguir lentejas algo pequeñas. Sin embargo, con ayuda, Juanpi continuó llenando la botella. A veces se cansaba pero yo tenía que estar detrás de él para que continuase. Luego de un buen rato, simplemente se cansó. Lo bueno fue que soportó un buen tiempo y que al cansarse no se puso a llorar, sino se puso inquieto. Felizmente ya era momento de cambiar de actividad. Esto de las botellas sería concluido la siguiente semana que venimos, con más menestras y una flor que haremos de papel.

Continuando con actividades manuales, ahora los hicimos ponerse en el suelo alrededor de seis papelógrafos pegados, donde decía "Siempre Amanecer", para que con sus huellas delinien el nombre. Fue curioso, porque todos con sus manitos trataban de pintarlo y Juanpi también estuvo ahí pintando todo. Acabaron, no muy bien porque varios pintaron donde quisieron, pero acabaron, y lo pusimos afuera para que secara.

Luego unos compañeros escondieron algunos juguetes en el patio del colegio, con el fin de que cada uno debía encontrar uno luego de la actividad de las botellas. Y así fue, todos los niños se pusieron a buscar en el patio y encontraron los juguetes rápidamente. En realidad, la idea inicial era esconder los juguetes en una piscina de pelotas que tienen y en dos grupos vayan a buscarlos, pero un dían anterior llovió y la profesora nos dijo que no lo habían limpiado, así que no se podía jugar allí. Los encontraron rápido porque el lugar es pequeño y los escondites no fueron difíciles de encontrar. Felizmente ya era hora que los niños vuelvan a su aula para comer su lonchera. La psicóloga recalcó que hoy ningún niño tuvo la necesidad de ser retirado, lo cual hizo que nuestro objetivo sea cumplido. Ahora esperamos mantenerlo hasta el final.

miércoles, 15 de junio de 2011

Los colores

Dada la experiencia de la semana pasada, esta vez organizamos cinco actividades bien planteadas par que ya no nos sobre tiempo y todo pueda realizarse. En caso contrario, solo pasábamos las actividades para la siguiente semana. Llegamos y el mismo grupo de niños de la semana pasada estuvieron allí disponibles para trabajar con nosotros, aunque noté que habían menos. Encontré a Juanpi y esperamos para comenzar. La primera actividad era pintar con plumón unas formas geométricas que habíamos llevado en hojas bond, con el fin de que cada niño pinte unas tres figuras geométricas. Nosotros debíamos señalarles qué color era, porque básicamente el objetivo era que reconozcan los colores más que las formas, para la siguiente actividad. Me di cuenta que a Juanpi le gustaba pintar. Cogió el plumón grueso y pintó lo más rápido que pudo, pero solo se centró en la parte del medio del círculo que pintó (esta fue la primera forma que le di para pintar). Luego pintó un cuadrado de color verde y pasó nuevamente lo mismo. Con mi ayuda pudo pintar todo el cuadrado y el círculo también. Finalmente pintó una estrella. Yo le repetía los colores mientras pintaba, pero realmente solo se los recordaba porque él ya los conocía.

La siguiente actividad era realizar un circuito con unos juegos de psicomotriz que ellos tenían para que al final estén dos personas del grupo de nosotros para que pregunten a los niños qué color era. Es decir, el objetivo de esto era que al terminar la actividad física los niños respondan lo que aprendieron de los colores al pintar sus dibujos. Juanpi realizó esto muy bien y, teniéndolo agarrado supo esperar su turno. En este momento estuvo como que más tranquilo. Terminaron de pasar los niños dos veces el circuito y los hicimos entrar para la siguiente actividad.


Esto era que los niños rasguen papel lustre para completar, en grupos, dibujos grandes que habíamos dibujado (eran de tamaño de un papelógrafo). Los dividimos en dos grupos y comenzaron a pegar el papel rasgado. Sin embargo, hubieron , de los pocos niños que estaban, algunos que se aburrieron fácilmente y se pusieron a llorar. Las profesoras tuvieron que sacarlos para calmarlos, pero ya no volvieron. Terminamos con 4 niños de los 8 que habían bajado. Esto me molestó un poco, porque el causante era que no todos sabían que debían decirles a los niños qué hacer y esto causaba desorganización que ellos, los niños, también lo sienten y se aburren. Finalmente terminaron todos los dibujos y también el tiempo disponible para nosotros estar con los niños. Se fueron y tuvimos la reflexión de siempre con la psicóloga. De este diálogo rescato el por qué del llanto de los niños. Nos dijo que era porque no podíamos llevarlos de una actividad en movimiento a una actividad manual nuevamente, porque era como que ya estaban activados para la acción, que el volverlos pasivos era difícil y ocasionó el llanto. Además de la desorganización que los niños pudieron sentir, claro está. Pero al menos ahora ya no nos sobró tiempo, lo cual fue algo bueno. Sin embargo, ahora nuestro objetivo será mantener a todos los niños hasta el final.

miércoles, 8 de junio de 2011

Aviones de papel

Hoy teníamos planeadas unas dos actividades que en teoría abarcarían todo el tiempo. Sin embargo, no fue así, a pesar de haberlo coordinado en el grupo de Facebook que cree para poder organizarnos mejor. Al bajar los niños para empezar a trabajar con nosotros, busqué a Fabricio, pero no lo encontré. Pregunté a la profesora por él, y me dijeron que su grupo había cambiado de horario (considerando que nosotros llegamos al colegio a las 2 pm aproximadamente) y que a esa hora su grupo ya se estaba llendo. Sentí lástima de que ya no podría trabajar con el pues como que ya me había adecuado a buscarlo siempre que llegaba. Sin embargo, bajaron nuevos niños (casi todo eran nuevos). Ahora ya habían niñas, pero encontré a un niño que no tenía con quien trabajar así que me uní a él. Se llamaba Juan Pedro, pero las misses lo llamaban Juanpi. Al comienzo parecía ser tranquilo, pero luego me di cuenta que era uno de los más traviesos e inquietos.

La primera actividad consistía en armar aviones de papel según un modelo que dos de nuestros compañeros habían impreso. Fue difícil armarlo con Juanpi, pero al final lo hicimos. Luego nos dieron tiempo para jugar con los aviones mientras preparaban la actividad física próxima en la cual involucraría los aviones. Juanpi decidió lanzar los aviones por todos lados, y lo llamaba helicóptero. A pesar de que yo le repetía una y otra vez que era un avión, él lo seguía llamando helicóptero. Lo lanzaba por todos lados y no quería que lo ayude a recogerlo.

Cuando pasó el tiempo, comenzó el circuito en el cual utilizarían el avión para jugar. Tenían que bajar por una resbaladera, subir por uno de sus juegos para nuevamente bajar y lanzar el avión en un juego hueco que tenían. Hicimos una filita y teníamos que esperar a que sea nuestro turno. Juanpi no quería esperar y se iba a correr por todos lados. Lo tuve que agarrar con fuerza para que no se escapara, pero aún así se movía en el sitio donde estaba. Una profesora tuvo  que venir para que se calmara un poquito, porque estaba demasiado hiperactivo. Cuando fue nuestro turno, subió al juego para bajar por la resbaladera, pero se quedó ahí sentado. Vino la psicóloga y de una forma autoritaria le dijo que si no jugaba bien no hugaría. Juanpi se hizo el que no quería jugar y que se bajaba, pero luego se arrepintió y lloró un poco. Entonces la psicóloga le dijo que no llorara y que jugara si quería, pero que jugara bien. Fue allí donde Juanpi bajó y realizó todo el recorrido conmigo. Lo repetimos tres veces. Sin querer, se nos habían acabado las actividades de ese día y aún quedaban 15 minutos. Las profesoras al notar esto, dijeron que era mejor apra que pudieran hacer algo que les faltaba hacer en su aula. Y así fue como los niños se fueron, mientras nosotros quedamos arreglando lo que habíamos movido.

Fue un día difícil para mí. Al comienzo Juanpi pareció ser tranquilo pero al final me di cuenta qu es uno de los más movidos de todo este grupo casi nuevo. Pero sería cuestión de tiempo acostumbrarme a él y que él también se acostumbre a mí. Será difícil, porque es más movido que Fabricio, pero seguiré intentando captar su atención y que me haga caso.