Hoy los encargados de las actividades fueron Romina y Sebastián. Primero quisimos retomar la actividad que no pudimos concluir de las botellas con unas nuevas y con nuevas menestras. Ahora eran frijolitos. Trabajé con el hermanito de Fabri, Christopher y con un niño nuevo que justo ese día se estaba integrando. Hoy noté a Christopher más movido que nunca, porque si bien metía los frijolitos, se aburría y se los metía a la boca. Del mismo modo, el niño nuevo (la profesora no recordaba tampoco el nombre del niño) también se metía los frijolitos a la boca porque lo veía a Christopher que lo hacía. Como era nuevo, no hacía caso a nadie, menos a mi. La profesora tuvo que venir a estar a su lado porque quería hacer lo que quería y no respetaba a nadie. No quería hacer la actividad, pero como digo, era en cierto modo comprensible porque recién se estaba integrando al grupo. En cuanto a Christopher, yo seguí detrás de él para que hiciera las cosas, y de hecho las hizo. A pesar de recién comenzar a trabajar con él, sentí que desde un inicio supe ya como tratarlo y el método que usé funcionó para que me hiciera caso. Esto fue satisfactorio porque ahora puedo afirmar que ya sé como hacer que un niño con TEA preste atención y realice las actividades propuestas. Sin embargo, como siempre lo repetimos, todos los niños son diferentes. Al menos siento que estoy mejor preparada para trabajar con los niños.
Luego los niños pintaron caras de papeles de plático con témpera. Esta parte fue un chiste, porque Christopher intentó pintar con su zapatilla el plato. Lo detuve a tiempo sino iba a manchar toda su ropa, a parte de toda la suciedad que había en sus manos. Pintamos como 3 caras y luego le pusimos un palito para que las usaran como máscaras. Luego de ello vino una canción que motivaba a los niños a presentar cada color de sus máscaras. Algunos no quisieron hacerlo, pero con la ayuda de nosotros lo terminaron haciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario